Abril 2008
Los Campos Elíseos no fueron en esta oportunidad escenario de enfrentamientos entre tropas y la muchedumbre en motín, que construía barricadas en la ciudad de calles estrechas, en tiempos de Napoleón.
No, se trataba del sitio de partida de la 32 edición del maratón de París, justo a pocos metros del Arco de Triunfo, precisamente símbolo del éxito de Napoleón en la batalla de Austerlitz (1805), tras prometer a sus hombres “Volveréis a casa bajo arcos triunfales” y donde se rinde tributo los grandes próceres del mundo y las victorias militares de Napoleón I. Fue en la avenida de los Campos Elíseos donde se apiñaron casi 40.000 participantes de todo el mundo y recorrieron el primer kilómetro hasta plaza de la concordia, en un giro hasta plaza de la Bastilla atravesando la céntrica y legendaria zona de edificaciones que datan del siglo XVII y XVIII.
Son estos lugares con tanta historia y belleza, los que te recrean y de alguna manera mitigan la fatiga, sacándole el cuerpo al agotamiento que se va haciendo presente en la medida que avanza el recorrido por alcanzar el kilómetro 42,2 y divisar nuevamente el Arco de Triunfo, pero esta vez desde la av. Foch.
A quien no, le da un segundo aliento, bordear por un largo trecho el río Sena, internarse en el tunel d´alma, el mismo en el que perdió la vida Lady Di, y salir a la superficie y divisar a la distancia la majestuosidad de la Torre Eiffel, adornada de un cielo encapotado de nubes grises que explican los bajos niveles de temperatura en que corrimos (aprox. 7°). Hay que reconocer que la preparación física y este entorno de belleza, definitivamente, son una combinación óptima para llegar a la meta con una sonrisa de satisfacción.
Fue precisamente la temperatura el factor de mayor preocupación para los corredores, y más para nosotros, provenientes del trópico, del caribe. Y es que, mientras muchos turistas se preparaban para lucir sus abrigos y visitar el “Musée du Louvre, Musée D´Orsay , Cathédrale Notre Dame y el Hótel des Invalides”, nosotros hacíamos escenarios con diferentes niveles de temperatura , probando tipos especiales de trajes para correr en el frío, bajo una nevada o lluvia.
Afortunadamente el tiempo no fue tan inclemente y la temperatura estuvo en niveles tolerantes (por la tarde nevó); no obstante, los preparativos llevaron a algunos realizar compras previsivas. Por supuesto, también lucimos nuestros abrigos para hacer un recorrido que incluyó una cena show en el afamado “Moulin Rouge”.
Jairo E. Zapata
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